El primer Shikinen Sengu se realizó en el año 690, en la ciudad de Ise, Provincia de Mie, Japón. Consiste en un conjunto de ceremonias que duran hasta 8 años, comenzando con el ritual de la tala de árboles para la construcción del nuevo Santuario de Ise y concluyendo con el traslado del espejo sagrado –símbolo de Amaterasu-Omikami– al nuevo santuario por sacerdotes Jingu. Cada 20 años, se construye un nuevo palacio con exactamente las mismas dimensiones que el original, en un terreno adyacente al santuario principal. Shikinen Sengu está vinculado a la creencia sintoísta de la muerte periódica y la renovación del universo, transmitiendo además las antiguas técnicas constructivas en madera de generación en generación.
La idea de levantar un edificio con fecha de caducidad no es tan común. De hecho, se aborda muy poco el tema de la vida útil de los edificios. Una vez demolido, ¿a dónde van los materiales? ¿se eliminarán en vertederos o se podrán reutilizar en nuevos proyectos? Existen construcciones, métodos de construcción y materiales que facilitan este proceso. Otros hacen inviable la reutilización, debido a una serie de factores.
El denominado Diseño para la Deconstrucción (conocido por las siglas DfD) considera todas las decisiones tomadas en la fase de diseño que pueden aumentar las posibilidades de reutilizar las partes del edificio al final de su vida útil. Como se define en el manual de la EPA (United States Environmental Protection Agency), "el objetivo final del movimiento DfD es administrar responsablemente los materiales de construcción al final de su vida útil, minimizando el consumo de materias primas. Al rescatar los materiales eliminados durante la renovación o demolición de edificios y al encontrar formas de reutilizarlos en otros proyectos o productos, se puede reducir el impacto ambiental general de los materiales. Los arquitectos e ingenieros pueden contribuir a este movimiento diseñando edificios que faciliten la adaptación y renovación. Diseñar para la deconstrucción es diseñar de manera que estos recursos puedan recuperarse y reutilizarse económicamente". En el caso de Canadá, los edificios son los mayores consumidores de materias primas y energía, y los mayores contribuyentes al flujo de residuos por peso, lo que equivale a 3.4 millones de toneladas de materiales enviados a vertederos anualmente, representando un estimado de 1.8 millones de toneladas de carbono incorporado.
Un concepto aún más amplio es el de DfD/A, o Diseño para el desmontaje y la adaptabilidad. Es una estrategia que también busca extender el ciclo de vida de los edificios y sus componentes, permitiendo que el edificio sea actualizado, mantenido y modificado con mayor facilidad. Sin embargo, al final de su vida útil, el desmontaje permite la recolección y reutilización eficiente de todos sus materiales y componentes. Gestionar la devolución y recuperación de productos y materiales de las empresas, los sitios de demolición y las instalaciones de recuperación de materiales en la cadena de valor es el papel de la logística inversa, un principio fundamental de la economía circular que permite que los materiales de los productos sean reciclados, reutilizados y remanufacturados.
Todo estos conceptos contrastan con el modelo lineal, que se enfoca en la extracción, uso y desecho de materiales en rellenos sanitarios o incluso en vertederos irregulares. DfD/A intenta evitar este sistema de explotación, asegurando que después del desmantelamiento, los materiales tengan un destino conocido y adecuado. Esto puede generar una serie de beneficios, incluyendo la reducción de desechos y emisiones de gases de efecto invernadero en los edificios, mejoras en la resiliencia de las cadenas de suministro en la construcción, y la creación de nuevas oportunidades económicas y de empleo, entregando beneficios sociales y mejorando los ecosistemas naturales mediante un menor consumo de recursos.
El modelo teórico funciona muy bien. Pero en la práctica, las cosas son mucho más complejas. Las demoliciones suelen realizarse con rapidez, imposibilitando la reutilización de gran parte de los materiales. Para empezar, es fundamental abordar el correcto desmontaje y separación de las partes que componen el edificio. Pero también es fundamental que el proyecto, desde el inicio, busque métodos y soluciones que reduzcan o eliminen los residuos, incluyendo productos que se desprendan y desmonten fácilmente, así como materiales de buena calidad que permitan la reutilización y eviten los productos químicos nocivos y contaminantes.
Pero la decisión de elegir un material o sistema de construcción, naturalmente, no dependerá solo de los requisitos de desmontaje. Para ayudar en esta selección, la evaluación del ciclo de vida es un método común que ayuda a arrojar luz sobre los impactos de un producto o proceso, desde el comienzo (extracción de materia prima) hasta el final (reutilización, reciclaje o eliminación).
Según el Circular Economy & the Built Environment Sector de Canadá, el uso de productos de madera, específicamente la madera de ingeniería o Mass Timber (Glulam, CLT, entre otras), puede ayudar a reducir la huella de carbono del edificio de varias maneras:
En primer lugar, la madera es un recurso renovable y su crecimiento se produce a través de la fotosíntesis y no a través de la minería o la extracción. Los árboles crecen en casi todos los climas y el uso de especies locales puede reducir en gran medida la cantidad de energía gastada en el transporte. Cuando se cosecha un árbol para fabricar madera y madera de ingeniería, el material almacena carbono en el edificio. Cuando se planta otro árbol en su lugar, también absorberá y almacenará carbono. Por último, pero no menos importante, ya que la madera es versátil y duradera, se puede desmontar y luego volver a ensamblar en otros edificios u otros productos de fibra de madera, secuestrando el carbono por más tiempo siempre que permanezca fuera de los vertederos. Incluso si no tiene un uso en la construcción, la madera se puede convertir en varios productos biológicos valiosos, como el biocarbón, que puede reemplazar al carbón y también usarse como fertilizante agrícola.
Un informe de Delphi Group y Scius Advisory también señala que, junto con una mayor conciencia de los materiales de construcción y sus impactos, las tendencias relacionadas con las tecnologías digitales han permitido impulsar una economía circular en el entorno construido a través de una mayor productividad, eficiencia, mejoras de procesos y colaboración. Los ejemplos incluyen software BIM, realidad virtual (VR), tecnologías de drones y nuevas herramientas digitales que mejoran el seguimiento de los flujos de los materiales.
La unión entre la tecnología y las técnicas ancestrales parece ser el mejor camino hacia un futuro sostenible y una reconciliación con la naturaleza, de la que el ser humano forma parte y en la que somos agentes activos de cambio. Esto incluye comprender los materiales y procesos que componen toda la vida de la construcción, lo que nos ayudará a tomar decisiones más coherentes y correctas guiadas por la sostenibilidad y el diseño responsable.
Encuentra más información sobre la economía circular y la industria de la construcción en Canadá en este informe.